domingo, 24 de julio de 2011

Artista y genio

No es lo mismo un artista que un artesano. ¡Claro! Pero ¿quién de nosotr@s posee la capacidad y actitud necesarias para hacer evolucionar algo? Innovar es muy difícil, son precisos unos ingredientes y unas circunstancias sociales y culturales que no se dan habitualmente. ¿Quién o qué define lo que es innovador? Hoy en día, además, la genialidad se mide por las listas de ventas. 

Las mentes “geniales”, l@s artistas, son personas excepcionales que de alguna manera cambiaron la forma de entender el mundo con su visión. Eso no nos ocurre a los “estándares” que somos la inmensa mayoría. Los Picassos, las Bjiörks, los Cervantes, las Woolf, etc., no son comunes: “No hay nada nuevo bajo el sol”. Y sus vidas fueron un cúmulo de obsesiones, triunfos, desgracias, hallazgos, emociones y fracasos que no vamos probablemente a experimentar nunca. 

Lo normal es que seamos profesionales modestos, que intentemos desempeñar nuestro trabajo creativo de una manera práctica y que nos permita vivir con dignidad. Es raro que la forma de vida que elijamos, sobretodo con el pasar de los años y si tenemos hijos, sea “filosófica y efectivamente de Arte”. Más bien será, simplemente, un modo de vida emocionante, con el que consigamos realizarnos y que nos permita salir adelante económicamente. Si tenemos suerte y vocación (hay much@s que sólo buscan enriquecerse o figurar). 

La mayoría de los creadores (currantes) de cualquier ámbito o profesión utilizamos fórmulas cuya efectividad es patente, la labor que ejercemos es a lo sumo cambiar o adaptar, de forma particular eso sí, el envoltorio de las ideas. Ideas recibidas, heredadas y compartidas; aprendidas de nuest@s compañer@s y maestr@s, que nos limitamos a duplicar, repetir con mínimas variantes. Nada parejo a lo extraordinario. 

Aún así, no me parece moralmente aceptable que alguien por ser un genio del arte, un “artista” inigualable y único, gane millones o se merezca tantos privilegios; mientras la mayoría no puede ni encontrar un trabajo digno y apropiado a sus necesidades y capacidades. El beneficio está muy mal distribuido, ningún talento se merece tanto. “El talento no se tiene, se conquista”. (Volvería al tema de la Renta Básica, pero no es lugar.) 

Dicen acertadamente que hay much@s que también reivindicarían su calidad de “artista”. Pero, ¿no es más bien al revés? Que el trabajo de algun@s está sobrestimado. Que much@s que ya se consideran artistas gracias a los medios, y a la insensatez general, persuadida de la facilidad de brillar como las “estrellas”, no son mas que repetidores, instrumentos de las empresas para enriquecerse, que han bañado con una capa de lustre lo que no es más que algo corriente; y con lo que logran sus objetivos: Que consumamos, que nos peleemos por alcanzar algo inexistente, una promesa de fama y lujos: Ser genial; ser “artista”.

Tod@s deberíamos sufrir una cura de humildad si queremos que el panorama cambie, y no sólo en el mundo del arte y la cultura. El planeta está globalizándose a expensas de la naturaleza y la vida buena, y debemos asumir nuestra parte de responsabilidad: “Tod@s somos iguales, pero algun@s somos más iguales que otr@s”, o pretendemos serlo aunque nuestra intuición nos grite que la felicidad es otra cosa: Saberse útil a los demás con lo que mejor sepas hacer. 








2 comentarios:

Javier Salvador dijo...

Javier,una reflexión profunda y acertada...
Creo que somos muchos los que tan solo aspiramos a un sueldo digno y poder vivir entregados a aquello que nos realiza plenamente.
Gracias!

Anónimo dijo...

Esa sobreestimación es, muchas veces, producto de la mediocridad.

Mediocres, los que aprenden a vestir de caro lo sin valor, para su enriquecimiento.

Mediocres, los que entran en ese juego para poseer algo que les singularice.

Mediocres, los que creen que basta la provocación para crear genialidades... aunque en la genialidad, suele haber una provocación esencial...

Gracias por tu reflexión.

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